miércoles, 15 de diciembre de 2010

Ruta Ornitológica en el Guadiato


Entrada de Ojuelos Altos (aldea Fuente Obejuna)



Salimos de Cerro Caña por la mañana hacia Fuente Obejuna por la carretera de las aldeas, hicimos una primera parada en Ojuelos Bajos para ver los estragos del temporal de estos días pasados. Unos eucaliptos a la entrada del pueblo han sido arrancados y tronchados por el fuerte aire que azotó la semana pasada.



Eucalipto
Al pasar Fuente Obejuna, nos dirigimos hacia La Granjuela donde nos reunimos con el grupo local de Córdoba de la Asociación SEO BirdLife. Realizamos una parada para ver Avutardas -el ave más pesada de la Península Ibérica- que es un animal estepario que habita en zonas cultivadas de cereal, leguminosas y rastrojos. En el valle del  Guadiato lo podemos ver durante todo el año. También descubrimos algunas grullas, espectaculares también por su gran tamaño y bandadas de ánsares.



Grullas volando

Después nos dirigimos hacia el embalse de San Pedro. Por el camino vimos un gran número de chorlitos dorados entre otras aves.





Chorlitos dorados

 En San Pedro paramos a comer. La gran cantidad de agua que ha caido estos días ha hecho que el embalse esté rebosando por todos lados y el agua corra sin parar. 
Embalse de San Pedro (Córdoba)

Embalse de San Pedro (Córdoba)

Visitamos el observatorio de Aves que allí se sitúa y comprobamos que el vendaval de la semana pasada ha deshecho parte del brezo que lo protegía.  Había bastante barro alrededor ya que la tierra está saturada de agua.




Observatorio de Aves en el embalse de San Pedro

Interior del Observatorio de Aves

Bordeando por otro camino la cola del embalse de Sierra Boyera, nos sorprendieron tres aves en el mismo lugar, la garceta común, la garceta grande y la garza real. Estuvimos contemplando como pescaban.




Garceta Grande

Garceta en el objetivo

Continuamos hacia el Hoyo y a unos kilómetros nos encaminamos a otra zona que también limita con el embalse de Sierra Boyera.  En la dehesa pudimos contemplar cientos de grullas comiendo bellotas. Algunas levantaban el vuelo y otras siguieron comiendo plácidamente. Desplegamos telescópios y cámaras fotográficas para poder contemplar este espléndido espectáculo y por supuesto, guardamos silencio para escuchar los sonidos del Guadiato.


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